Luzmaría Jiménez Faro
Luzmaría Jiménez Faro
Luzmaría Jiménez Faro
Poeta, ensayista y antóloga,Nació en Madrid en 1937, ciudad en la que reside y Estudia . Casada con el escritor Antonio Porpetta.
En 1982 funda Ediciones Torremozas, editorial especializada en literatura escrita por mujeres, cuyo catálogo supera ya los 500 títulos publicados bajo su dirección.
Presidenta de la Fundación Gloria Fuertes, que la designó su Heredera Universal.
Es presidenta de la Fundación Gloria Fuertes, siendo la depositaria de todos los derechos de esta autora
Dada su condición de editora, tiene por norma no presentarse a Premios ni Concursos de ninguna clase,
Igualmente es autora de unos doce poemarios. El primero que publicó, lo hizo junto a su marido el poeta Antonio Porpetta, fue el titulado Por un cálido sendero (Madrid, 1978). También su libro Bolero (Madrid, 1993), una delicia de poemario de pasmosa sencillez y hermosa poesía en prosa para evocar, a través del bolero, a personas, situaciones, vida…
sus libros de poemas son :
* Por un cálido sendero (Madrid, 1978)
* Cuarto de estar (Alicante, 1980)
* Sé que vivo (Madrid, 1984)
* Letanía doméstica para mujeres enamoradas. Prólogo de Carmen Conde (Madrid, 1986)
* Bolero (Madrid, 1993)
* Lugar de la memoria (Málaga, 1996)
* Amados ángeles (Madrid, 2 ediciones, 1997)
* Amati angeli. Traducción de Emilio Coco (Foggia, Italia, 1999)
* Beloved angels. Traducción de Roberta Gordenstein (Madrid/Nueva York 2004).
* Mujer sin alcuza (Madrid 2005).
Algunos de sus poemas
Yo soy la amada
Yo soy la amada, amante, soy la amada:
voy andando las horas que separan
mi cuerpo de tu cuerpo
y restañando las frágiles heridas
de huellas que volaron con tu nombre.
Yo soy la amada, amante, soy la amada:
la que brotó salvaje entre tu trigo
y lo tiñó de púrpura,
la que sin darse cuenta
iluminó de pronto tu paisaje,
la que acudió a tu llanto
y en su aljibe
atesoró tus lágrimas.
Yo soy la amada, amante, soy la amada:
la que en silencio mira.
La que te espera.
La que teje sus sueños con tu vida
El ángel del amor
Dicen que llevas una venda...
Otros hablan de tu total ceguera,
y yo...
ni siquiera podría comentarte
nada de nuestro encuentro.
Sí, sé de aquella tarde
que cubriste de ardor mi indiferencia,
que una alegría fiera
saltó del corazón a la garganta,
de la garganta a los inquietos labios
que se tornaron nidos de luciérnagas.
Jamás imaginé que te encontrara
una tarde de lluvia
equivocada,
una tarde vulgar,
en un café vulgar,
entre gente vulgar,
...pero allí estabas.
Sí, te repito
que no puedo decirte más
de aquel encuentro.
Han pasado los años
y sigues acendrado en mí,
en mis palabras y en mi piel.
Que tomas diferente forma:
taza, mesa, cama, casa,
libros, hijos...
Y ya ves, fue un encuentro casual
en una tarde equivocada y gris,
en un café vulgar...
¡Ay, ángel mío...ciego mío!
Y nos llegó la hora...
Y nos llegó la hora de bailar. La música caía como
lluvia agitada y un mar en nuestros muslos acentuaba
el vértigo. Llegó la savia nueva con un ritmo de trópicos
y germinó en la piel. Olvidamos la sarga y la estameña
y nos cubrimos ágiles con la encendida pulpa del
tamarindo
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